AIRES DE SEMANA GRANDE
Tras dos complicados años, los hogares se han revestido de multitud de colores y sentimientos. Hace días que de los armarios, percheros y puertas cuelgan túnicas de todos los tamaños, como si de una exposición temporal de atuendos se tratase. En una esquina están apoyados los capuces y capitotes; sobre la mesa, el cíngulo o el fajín bordado; y el rosario, con una plegaria en cada cuenta, espera el gran día de su estación de penitencia.
Mientras tanto, alguien ha llega con numerosas bolsas de caramelos y chucherías para llenar el buche nazareno y las bolsas de los que a la Pasión, pasión le ponen. Las ha colocado junto a un paquete de estampas y pines que serán repartidos entre los ríos de color.
Una historia familiar,
íntima y popular de tradición y fe, comienza a despertar. La religiosidad popular comienza a brillar.
En el exterior, aquellos colores que tintan cada túnica, se muestran colgados en cada balcón con el emblema de su cofradía, orgullo y blasón de la semana más grande. Los últimos preparativos ya están listos. Es el momento de emprender el esperado camino.
¡Abran las puertas!
¡Procesión a la calle!
Álvaro Hernández
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