Saludo del Delegado Diocesano para las HH y CC

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SALUDA DEL DELEGADO DIOCESANO PARA LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS
“…Con la apertura de la Puerta Santa damos inicio a un nuevo Jubileo. Cada
uno de nosotros puede entrar en el misterio de este anuncio de gracia. En esta
noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta
noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti! Hay esperanza para
cada uno de nosotros. Pero no os olvidéis hermanos que Dios perdona todo, que
Dios perdona siempre. No os olvidéis de esto, que es un modo de entender la
esperanza en el Señor…Esta es la señal para recuperar la esperanza perdida:
renovarla dentro de nosotros, sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y
de nuestro mundo rápidamente. ¡Y hay tantas desolaciones en nuestro tiempo!
Pensemos en las guerras, en los niños ametrallados, en las bombas sobre las
escuelas y sobre los hospitales. Disponeos rápidamente, sin aminorar el paso,
dejándose atraer por la Buena Noticia”.
Estas palabras las pronunció el Papa Francisco el pasado 24 de diciembre de
2024. Con ellas, no sólo inauguraba un nuevo Año Jubilar, sino que introducía a
toda la Iglesia por las sendas de un nuevo tiempo de gracia para renovar la
esperanza a la que estamos llamados desde nuestro bautismo.
El Papa es consciente de la multitud de causas que han provocado que algo tan
importante como la esperanza se nos haya robado, pero también de las causas
que para cada ser humano tiene esto. Nosotros, los cristianos, somo poseedores
de esta virtud tan importante, pero no somos dueños, por lo que también se nos
invita, fuertemente, a que, renovada, la sembremos en el corazón de la gente y
de los hermanos que nos rodean y, así, iluminemos el mundo.
Creo que para los cofrades en particular podría ser una buena sugerencia que
en este Año Jubilar se organizaran charlas y retiros con el fin de profundizar en lo
que la Esperanza como virtud teologal significa. Sabéis que estamos llamados a
ser agentes de pastoral, anunciadores del Reino de Dios y, por tanto, sembradores
de Fe, Esperanza y Caridad. La Cuaresma, en la que, a partir del miércoles día cinco
de marzo, con la imposición de la ceniza nos adentramos, puede ser también una
buena oportunidad para promover todo esto.
En realidad, queridos cofrades, la Cuaresma, en sí misma es un camino de
esperanza. Así lo afirmaba el Papa Francisco en la catequesis semanal del uno de
marzo de 2017: “Podemos imaginar, dijo, al Señor resucitado, que nos llama a salir
de nuestras tinieblas, y a que nosotros nos encaminamos hacia Él, que es la Luz.
Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús resucitado, es un tiempo de penitencia,
incluso de mortificación, pero no es un fin en sí misma: el fin es hacernos resurgir
con Cristo, para renovar nuestra identidad bautismal; es decir, renacer de nuevo
“desde arriba”, desde el amor de Dios. Por eso la Cuaresma es, por su naturaleza,
un tiempo de esperanza”.
Al escribiros estas líneas deseo que verdaderamente sea así para todos
vosotros: que entréis por las sendas que este Año Jubilar nos marca y renovéis
esta virtud, de tal manera, que alegre vuestro corazón en particular, y, por medio
vuestro, el trabajo de cada una de vuestras hermandades y cofradías, pero
también la de la vida de vuestras familias, y la de tantas personas que, por
distintas razones, han entrado en un bucle fatal de desesperanza. Por eso os pido
también, que estéis atentos a los demás hermanos como el mismo Jesús lo está,
conmovido por tantas desgracias, pidiéndoos que seáis sus ojos y, sobre todo, con
un corazón como el suyo, sus manos y sus pies, que actúen con prontitud ante las
necesidades del prójimo.
En el tiempo que llevo como delegado de Hermandades y Cofradías, he podido
reunirme con un gran número de Cabildos y Juntas de Gobierno. Deseo continuar
con esta tarea, pues creo que es la mejor manera de acompañaros y crecer juntos,
para de ese modo cumplir con el cometido al que nuestro Obispo, en nombre de
nuestro Señor Jesucristo nos llama: servir al pueblo de Dios con la caridad que
urge en Cristo Jesús.
Os animo a vivir una Cuaresma y una Semana Santa intensa, con hondura
espiritual, para que al llegar la Pascua, tiempo de la Resurrección, al dejar vuestros
tronos, túnicas y capirotes, o vuestros instrumentos musicales, lo que hayáis
vivido os sirva para fortalecer la Fe, vivir con una Caridad ardiente y desear
sembrar la Esperanza en la que Cristo nos sumerge.

ALFONSO ALBURQUERQUE GARCÍA
DELEGADO DIOCESNAO PARA LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS

 

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