Carta del Delegado para HH y CC

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SALUDA DEL DELEGADO EPISCOPAL PARA LAS HERMANDADES Y

COFRADÍAS ALFONSO ALBURQUERQUE GARCÍA

Un año más, nos adentramos en los días grandes de la fe cristiana, donde
rememoramos y hacemos presente el gran misterio de la Pasión, Muerte y
Resurrección del Señor Jesucristo. Este gran misterio nos recuerda una vez
más la gran Misericordia y el amor que nos tiene nuestro Dios, al poner en
boca de su Hijo estas bellas palabras, dirigidas al buen ladrón: “Te lo
aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Una promesa que sigue haciéndose realidad hoy en este siglo XXI, donde
el ser humano quiere apartar de su vida a Dios, quiere borrar de un plumazo
a Jesucristo y a la Iglesia. Pues, aun así, el Señor sigue diciéndonos que nos
ama, que nos perdona y que, una vez más, sigue entregando su vida en la
cruz por nosotros.
Jesús te dice, nos dice, en cada momento que está a la puerta de tu
corazón, de día y de noche. Aún cuando no estés escuchando, aún cuando
dudes que pudiera ser Él, ahí está esperando la más pequeña sugerencia de
invitación que le permita entrar. Él quiere que sepas que cada vez que le
invitas viene siempre, sin falta. Viene en silencio e invencible, pero con un
poder y un amor infinito, trayendo los muchos dones de su Espíritu; viene
con su misericordia, con su deseo de perdonarte y de sanarte, con un amor
hacia ti que va más allá de tu comprensión. Un amor en cada detalle, tan
grande como el amor que ha recibido del Padre. Viene deseando consolarte
y darte fuerza, levantarte y vendar todas tus heridas. Te trae la luz, para
disipar tu oscuridad y todas tus dudas.
Jesucristo te conoce como tú conoces la palma de tu mano, sabe todo
acerca de ti, hasta los cabellos de tu cabeza los tiene contados. Te ha seguido
a través de los años y siempre te ha amado, hasta en tus extravíos. Conoce
cada uno de tus problemas. Conoce tus necesidades y tus preocupaciones y,
así, conoce todos tus pecados.

Pero vamos a lo esencial: te dice de nuevo que te ama, no por lo que has hecho o dejado de hacer.  Te ama por ti, por tu
belleza y la dignidad que su Padre te dio al crearte a su propia imagen. Es
una dignidad que muchas veces hemos olvidado, una belleza que hemos
empañado por el pecado. Pero te ama como eres y ha derramado su Sangre
en su agónica Muerte para rescatarte. Si sólo se lo pides con fe, su gracia
tocará todo lo que necesita ser cambiado en tu vida. Él te dará la fuerza para
librarte del pecado y de todo su poder destructor.
Sirvan estos días de Semana Santa para mirar al Crucificado, a ese Dios
que se ha hecho hombre para salvarnos del morir eterno, sabiendo que sin
cruz no hay resurrección, sin Viernes Santo no hay Domingo de Pascua.
Miremos a nuestro interior, busquemos en lo más profundo de nuestro
ser dónde están nuestras señas cristianas y saquémoslas, para que cuando
llevemos o veamos pasar a Cristo en la Cruz camino del monte Calvario nos
envuelva en el corazón esa ansia de ser cristianos de verdad, de querer decir
al mundo y a los hombres que merece la pena dar la vida por los demás.
Eso es lo que hizo y sigue haciendo Jesús por nosotros. A eso nos invita
a ser en medio del mundo, de la familia, de mi pueblo, signos visibles del
amor misericordioso de Dios. No olvides que el final es vencer la muerte y
el mal: ¡No está aquí, ha Resucitado! Que estos días santos vengan como
cada aliento fresco de aire que necesitas para poder seguir respirando,
como cada trago de agua limpia que corre por el arroyo de tu vida. No lo
olvides: ¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré! Nos dice el Señor.

Alfonso Alburquerque García, Delegado Episcopal de Hermandades y
Cofradías de la Diócesis de Cartagena.

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